sábado, 25 de agosto de 2012

Renuncio

Renunciar al éxito.
Renunciar a la vida por si sola.
Renunciar al jazz,
al amor,
a la escritura,
a la competencia.

Renunciar a los anuncios publicitarios.
Renunciar a los adornos que brillan y brillan.
Renunciar porque es fácil renunciar.
Renunciar, solamente quiero renunciar.
Renunciar por renunciar,
ocultarse,
marcha atrás,
a pasos agigantados de los demás anzuelos.

Renunciar a la suerte molesta,
renunciar a las comparaciones odiosas,
renunciar al sexo,
a las colillas,
a las mujeres,
al libro de mierda.
Renunciar al dharma,
renunciar al paso muerto,
renunciar si es más fácil
 hablar por hablar,
clavar y hablar,
y el bla bla blar.
Renunciar porque es basura,
renunciar porque es verdad.
Anunciar,
la renuncia...
Atisbar,
el poder.
Renunciar,
entablar
y el bla bla blar.

Renunciar más que renunciar,
atrapar ideas sueltas sentado en las rocas de un lago frío
mirando al cielo,
chupando estrellas,
bebiendo a sorbos el carboncillo y los caudales,
absorbiendo la cima de la montaña,
llegando a la roca más alta,
sentado,
con ganas de renunciar
pero con ambiciones por dentro.
Renuncio a la muerte.
Renuncio, más que renunciar.
Anunciar, la renuncia, vomitar.
Bajar el bosque enrabiado
y respirar.
Respirar la mierda asquienta de cada día
sentarse y fumar,
fumar, fumar.

Mirarme los zapatos y decir:
"¿Desde cuándo estoy tan limpio?"
caminar con la renuncia encima
que pesa como nada
y destruye como todo.

Renuncio.
Renuncio al hecho de renunciar.
Desde el día en que nací vengo renunciando,
renunciando a mi mismo, 
percatándome que la peor renuncia a la cual he renunciado
 ya está hecha
y ahora queda un camino largo por recorrer.
El camino de la aceptación,
el del bosque renovado
y el de los tiempos mejores.

RENUNCIO FIELMENTE
A NO RENUNCIAR 
NUNCA JAMÁS.

A sentir que la niebla fluye
por mi lado fluye,
que viene y que va
que fluye y que fluye...


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