martes, 23 de octubre de 2012

Chorrillana multipersonal / Parte 2


Parte 2

Hace un frío exquisito aquí afuera. Yo estoy vestido con un chaleco gris que era de mi papá, unos pantalones negros y unas zapatillas del mismo color. A mi lado se encuentra el Max, el Santiago y su novia Rosario. Florencia y Caro ya están instaladas en el segundo piso del bar. Eso lo noté porque hace un rato se asomaron y nos miraron diciéndonos que subiéramos de inmediato para así no pagar nada. Pero no resultó. El tipo de la puerta nos detuvo con cara de malo y nos dijo que todavía no se abrían las puertas. Nos devolvimos y nos ubicamos en donde estamos ahora, pegados a una rejilla. Observando nuestro alrededor. Observando a todo ese grupo de gente que espera lo mismo que nosotros, que abran el bar Uno. Hoy es noche de punk en el bar. Las Femicidio, banda local de Santiago, lanzan su primer demo para que el público las oiga no solamente en vivo en las tocatas, sino que a toda hora del día. Me acuerdo del día en que la Florencia me habló de ellas. Estábamos sentados en el patio de la universidad tomando Coca-Cola y le empecé a comentar sobre mi banda de punk y todo eso. Como respuesta ella me dijo que conocía a unas amigas que tenían una banda parecida a la mía y que sonaban harto en Santiago, que eran alocadas y que siempre que tocaban dejaban la cagá. Esa también fue la vez cuando la Florencia me invitó a la tocata a la que iba a entrar ahora y la que me dijo que consideraba que yo era un buen cabro.

            Un hipster de pelo rapado a los lados, fuma un cigarrillo Hilton mientras está pegado mirando una luminaria de la calle. Yo lo miro a él y de inmediato miro la luminaria. No tiene nada de especial. Vuelvo la vista al hipster y ahora se está arreglando el chaleco. Se ve bien en todo caso, tira onda. Al igual que la chiquilla rubia que está de espaldas a unos metros de él. Ella por su lado viste una chaqueta grande café clara, unos pitillos oscuros y unas zapatillas de lona, observo bien quien es y la reconozco de inmediato. Me digo a mi mismo: “Que buena mina desperdició mi amiga Ignacia”, se veían bien juntas. Ella cacha que la estoy mirando y me mira también. Yo me hago el hueón y miro para otro lado, le echo la talla al Max y ambos nos cagamos de la risa. Una voz indicaba que las puertas se habían abierto, y yo ya tenía mis $1500 en mano. El tipo recibe la plata y me mira feo nuevamente, entro rápido y me dirijo al segundo piso atravesando por una gran escalera oscura. Cuando llego arriba veo a la Florencia que me ve llegar y qué se abalanza sobre mí, me toma la mano y me lleva a una pieza oscura en donde la Caro nos espera con unas Balticas que habíamos dejado enfriando en el departamento de Max. Todos los que andábamos nos sentamos en los sillones que habían en esta pieza oscura y de inmediato empezamos a charlar. Qué los beatniks, qué Kerouac es un grande, qué “On the road”, qué Ginsberg es mi favorito y qué Max opina que los supuestos cuadros que están pegados en la pared son una mierda y qué Rosario le encuentra la razón ya que mueve la cabeza de arriba hacia abajo. A los minutos más tarde, Rosario y Santiago empezaron a ponerse raros, hueás de Pololos, lo entiendo un poco, pero prefiero no opinar nada. A ratos Santiago dice cosas que yo sé que le duelen a su novia, porque se le nota en la cara y juro que lo entiendo un poco, pero prefiero no opinar nada. Florencia llega con unas tallas salvadoras de ambiente y se instala a conversar con nosotros. Yo me fijo en como se expresa y me da gusto estar aquí con ella, fuera de la universidad, en un ambiente distinto, conociendo sus terrenos y su travesías, experimentando la vida liviana que ella lleva. Me agrada lo que sucede conmigo en este rato. Por otro lado Max no se ve muy bien, no sé por qué, pero no se ve muy bien, quizá es porque vomitó hoy en la mañana, o porque no durmió bien en la tarde, quien sabe. Miro a la Florencia y le digo que vayamos a ver si empezó la primera banda que va a tocar. Me dice que sí y arrancamos corriendo para abajo. En medio del camino me dice que soy su hermano y me pone feliz, ayer también me lo dijo, pero de otra forma: “Eres como el hermano de mi familia que nunca tuve”.

Siento tocar el primer piso y de inmediato nos metemos en medio de la gente que iba a ver a Blasfemme, la primera banda en tocar. Haciendo su debut según me contó la Caro, teniendo en sus líneas a la guitarrista/vocalista de las Femicidio, una mujer de cuerpo pequeño, ropa rota, pelo teñido azul y unas converse blancas que rogaban ser votadas a la basura. La observo atentamente y veo como instala su bajo (ya que en esta banda toca bajo), arregla el cable que conecta al amplificador y mira a cada persona del público – incluso a mí – reflejando con sus ojos lo nerviosa que está. Ahora ubica su atención a las demás de la banda y da unas indicaciones generales. No la paro de mirar. Al ser agresiva logra ser altamente atractiva. Ya no mira a nadie, toca una nota del bajo y todas empiezan a tocar. Las Blasfemme están haciendo su debut y además, abriendo el evento de su banda hermana, las Femicidio. Noto que tocan algo como post-punk muy parecido a lo que hacen los Pixies. Le digo esto mismo a Santiago – que estaba atrás mío, junto a Max y los demás – y me dice que de verdad se parecen mucho. Vuelvo a mirar a la bajista del pelo azul y tomó mi celular, busco las notas y escribo: “Hay cosas buenas en la vida y entre ellas está claramente una bajista mujer”. Santiago la ve y se ríe. Yo sigo escuchándolas y me acuerdo de inmediato de las tocatas malditas que hacíamos con Psicorolia el año pasado. Me acuerdo de todo el ambiente que formamos en La Serena y de como un centenar de estúpidos nos chupaban las bolas para que tocáramos en todos los lugares posibles. Eran buenos tiempos, como me encantaría estar parado a mí arriba del escenario. Escupiendo y maldiciendo. Sintiéndome feliz con el sonido que hacemos. Pero qué va, la bajista de pelo azul se ve mejor que cualquier otra persona ahí arriba, que mejor se quede ella. Ella tira más pinta.

Aplausos para acá y aplausos para allá, las Blasfemme se bajan del escenario y queda un receso para que otra banda telonera toque. Santiago de un momento a otro cambia su cara de felicidad habitual por una que mantiene un seño fruncido y una boca abierta enojona. Rosario, su novia, tiene cara de querer irse, y Santiago por su lado también. Es por eso que se despidieron de todos y Santiago vino a despedirse de mí al último. Me dijo un frío chao sumado con un beso en la mejilla, le dije chao también y me molesté un poco. Pero bueno, cada uno con lo suyo. Subimos al segundo piso al igual que hace un rato y nos tiramos arriba de un sillón grande con el Max, la Florencia, la Caro y unos amigos de la Florencia que se llamaban Pancho e Ignacia. Ellos se conocen desde antes y nosotros con el Max como que no entendemos mucho de que hablan. Max se ve chatísimo, la verdad. No le gusta el ambiente, es fácil darse cuenta. Por su parte, Florencia y los demás, ríen y toman vino tinto. De vez en cuando me tiran la talla a mí y yo me río, en cambio a Max no le produce ninguna gracia y al pasar de los minutos me dijo que quería irse. Me da miedo dejar que se vaya solo por lo que nos había pasado antes, pero de verdad me quiero quedar. Este es mi mundo, en La Serena era lo mismo, sólo que aquí son más astutos y no andan paveando. Cada uno metido en lo suyo. Max se va y yo me quedo tomando vino tinto, le paso luca a la Caro y le digo que haga las monedas para comprar otro vino. Se para de inmediato y arranca para el primer piso, me jura de guata que me va a traer el vino. Le creo y me siento al lado de la Florencia, esta me abraza picarescamente y me mete en la conversación. Un pito de aquellos empieza a pasar hacia la izquierda y llega a mi lado con un olor profundo a caca. Sé que es paragua y sé que me lo voy a fumar. Así que me lo fumo y lo pasó hacia la izquierda. Subo de inmediato y me tomo otro sorbo de vino. Florencia se ríe y yo me rio con ella. Su amiga Ignacia tiene una risa peculiar que me da más risa todavía y trato a cada segundo mantenerme despierto. Como si el tiempo no fuera nada, la Caro llega acompañada de una mina que no sé quien chucha es, y también de la chica de pelo azul. OBVIAMENTE, le ofrezco vino de inmediato, lo acepta y lo toma. Ya estoy inserto en el grupo, la verdad es que no pienso ni en Max ni en Santiago, pienso en esto, en este momento, en las risas de Ignacia y la extrañez incomprendida de Pancho. Pienso en esta casa abandonada que fue convertida en bar, pienso además que parece una casa okupa y pienso que la mina que viene con un tipo de bigote y barba, tiene un pelo bacán ya que es corto, y yo adoro los pelos cortos. Estos mismos nos echan la talla y entran juntos al baño, se ven una pareja bonita y se nota además que están ebrios a cagar; pero dan una buena imagen por lo menos estando juntos. Se complementan, se nota. Al salir del baño medios despeinados, se sientan a mi lado y les ofrezco vino, ellos me dicen que ya tienen y les vendo la cuartilla de poesía que hemos hecho con los cabros. Sonríen y me dicen que les gustó demasiado, leen juntos un montón de rato y me pasan quinientos pesos. Les digo gracias y conversamos de otras cosas. La Florencia ahora está sentada más lejos de donde estoy yo y pude notar que a cada rato se levanta o para ir al baño o para ir a buscar cualquier cosa al primer piso. Sigo hablando con la pareja que estaba a mi lado (que se llaman Mari y Joaquín) y de repente anuncian que las Femicidio van a empezar a tocar. Bajamos todos apurados y nos insertamos en el infernal tumulto de gente que hay en el bar. La bajista de pelo azul no sé en que momento subió al escenario, pero ahora está ahí con una guitarra, acomodándose todo muy bien y de nuevo dando indicaciones generales. Las Femicidio son tres y realmente se ven bien juntas. La baterista es de cuerpo pequeño y se parece mucho a la ex de mi amigo Eusebio, tiene una sonrisa bonita y el pelo tomado. La bajista tiene un pelo ondulado y grande, y se ve segura en el escenario, más que cualquiera de las otras dos. Unos golpes de baquetas dan el inicio al show, y de un instante a otro, la bajista de pelo azul mueve su pelo de arriba hacia abajo como indicando a todos que hagamos lo mismo. Todos lo hacemos y además nos empezamos a golpear entre nosotros. A mí no me gusta mucho eso de golpearse en las tocatas, siento que es mejor disfrutar la música bailando, tal como quería Joe Strummer, pero no puedo evitar de hacerlo. Estoy golpeando a todos y siento que la energía de todos los presentes se acumula en el aire y no nos deja respirar muy bien. Estas minas nunca paran, son como los Ramones, tocan miles de temas en tan solo diez minutos y vuelven a todos locos, ¿qué más se necesita aparte de eso?, yo creo que nada. El momento de las Femicidio es ahora y todos deberían estar viendo esto.

La música envuelve a todos y tan rápido como llega, asimismo se va. Las Femicidio terminan su show y la chica de pelo azul regala cerveza. OBVIAMENTE me acerco a ella y le pido, tomo un sorbo y se la paso, justo a su lado hay un gordo barbón que ofrece el demo que acababan de lanzar las Femicidio y por la gran cuea’ que tengo, recibo uno en mis manos y me lo guardo en los calzoncillos. Ignacia, la amiga de la Florencia me mira y me dice que me ella me lo guarda, se lo paso y me desligo, subo al segundo piso de nuevo con todos y nos sentamos a fumar lo último que queda de marihuana. Todos están drogados y sonrientes, y yo también, estoy disfrutando de un gran día y la verdad, es que no me quejo de nada. He conocido gente interesante y además, afiancé aun más la amistad con la Florencia. Esta misma de repente me golpetea el brazo y me dice que se siente bien ser hermanos de sangre, vuelvo a sonreír y me mira con unos ojos tan calmos que la felicidad se siente en mi cuerpo casi instantánea. La chica de pelo azul se sienta a mi lado y le digo cosas que ni yo entiendo, ella me sonríe y me conversa con naturalidad, creo que le estoy diciendo cosas cuerdas, así que no hay problemas. Un gordo calvo llega diciendo que ya tenían que cerrar, así que con todo el grupo nos retiramos del lugar y emprendimos pata cada uno para su casa, yo estoy borrado, de hecho no me acuerdo de nada más, sólo de un diálogo que tuve con Florencia en el momento en el que nos despedimos.

Algo como así:

-          Carlitos, cada vez que entras en la vida de alguien dejas la cagá.

-          ¿Tú crees? – le digo.

-          Sí – me responde.

-          Y a ti, ¿te la cagué?

-          No Carlitos, no me la cagaste… o quizá sí, qué sé yo.

Me despido de ella, le doy un abrazo y me dice que deje de ser tan ahueonao. Me río y me voy, camino lento a mi lugar de destino. Pienso en todo lo bien que lo pase esta noche y reflexiono que quizá no estaba echa para que la pasáramos juntos los tres amigos. Me pone un poco mal pensar así, pero se me pasa de inmediato. Debo estar atento a no caerme en el vacío, estoy tan borracho y drogado que siento que no tengo pies. Quizá nunca los he tenido, la verdad. Quizá nunca he tenido los pies suficientes como para aplastar mi cobardía y egoísmo. Quizá ya es la hora, quizá ya es muy tarde… Quizá nunca es hora para empezar a cuestionarse sobre estupideces.

lunes, 22 de octubre de 2012

Chorrillana multipersonal / Parte 1

Parte 1 

 Estamos en un lío, no sé por qué, pero estamos en uno. Acabo de escapar de la PDI y ahora estoy sentado en el piso de afuera de la casa de Max, asustado como la mierda y con las manos tan nerviosas, que hasta escribir se me hace complicado. La cosa más clara que tengo fue el grito de la Florencia, algo como así: ¡Vayámonos, corramos! Y yo que corrí y me escapé lo más lejos del lugar, hasta que llegué a una esquina en donde sentía que todos me observaban y las diferentes luces que habían se transformaban directamente en la luz normal de los policías, haciéndome pensar que me seguían y que lo más correcto era estar donde estoy ahora. Mi celular suena y es el número de Diego el que me llama, contesto y la Florencia me habla, me dice:

- Carlitos, amigo, ¿adónde estay?
- Dónde el Max - le respondo.
- Vente pa' acá po, si nosotros ya llegamos al bar.
- Pero como, si nos están siguiendo, cómo querís que llegue para allá ahora...
- Pucha, vente po... o mejor te voy a buscar yo... ya, espérame en la salida del metro Baquedano.
- Okey, voy para allá.

 Me levanto y salgo como si nada del edificio donde vive Max, llego a una esquina y un tipo grande y feo me sigue el paso, transpiro como loco y paro de repente afuera de un quiosco que estaba al camino a comprarme unas Amberries, sólo para comprobar si este tipo me sigue a mí o sólo es un rollo. El tipo para en el quiosco. Lo miro y él no me mira a mí. Sigo transpirando. "Este debe ser de los que estaban en la plaza donde nos hicieron la encerrona", me digo a mi mismo. Compro las Amberries, me echó para atrás y me voy rápido del lugar. Al llegar a la esquina, miré para atrás por si me había seguido y no estaba, había desaparecido, de repente vuelvo la mirada hacia adelante y ahí estaba él, a un segundo de ahorcarme, con la cara furiosa y los dientes en llamas. "Te pillé hijo de puta", me dijo. Y yo que les digo a ustedes que eso último fue mentira. Qué nunca fue así. Qué llegué a la esquina donde se ubica el metro Baquedano y que simplemente no vi a nadie. Me cagaron, no quiero esperar acá, demás que me pillan. Y todo por culpa de un insignificante pito. Ni eso, la mitad de uno. Todo sucedió de esta forma ya que cuando salimos del edificio de Max, tras haber tenido una tarde llena de marihuana, conversaciones freaks, cola de mono y fideos con salsa. La Florencia con su amiga, la Caro, se sacaron el último pito que les quedaba. Como yo y ellas dos, éramos los únicos que fumábamos del grupo (en donde también estaba Max, Santiago y su novia Rosario), nos mandamos una cuantas quemás por cada uno y luego la Caro guardó la mitad para que en el bar adonde íbamos, no nos quedáramos sin nada. El momento preciso en donde quedó la crema, ocurrió en una plaza que se ubica casi al lado del barrio Bellavista, en donde en la oscuridad es poco probable que te vean un pito en la mano, pero ellos lo lograron, lo divisaron de lejos y apenas lo vieron de cerca, lo agarraron y se lo dejaron para ellos, también atraparon a la Caro y la sentaron al lado de unos cuantos más que también andaban en la misma. De hecho uno de ellos le dijo: Ya cagamos, nos pillaron. Pero la Caro fue más astuta, a la primera que el guatón de la PDI se desconcentró, ella salió echa una cuea' por la plaza para abajo. Y pensar que yo le quería ofrecer combos al guatón, pensando que nos estaban asaltando, entonces ahí escuché el "Vayámonos, corramos" de la Florencia y arranqué a perderme, recorriendo un bosque eterno de arboles confusos, en donde al final del camino - según como ahora me cuentan - Santiago tomado de la mano de su novia Rosario, grita fuerte: "Ahí están los pacos", y corre por ellos pensando que los que se habían robado el pito eran ladrones. Y los pacos van hacía donde estaba la PDI y Santiago, Rosario, Max, Florencia y a su vez, Caro, se pierden en recovecos recónditos de la baja suburbia Santiaguina. Llegando de esta forma al bar para poder llamarme con más tranquilidad a mí, tratando de ubicar mi paradero. Y todo esto lo sé porque ya no estoy a las afueras de la estación Baquedano, estoy caminando con los demás al bar  Uno y en sólo cosas de segundos ya me enteré de todo lo que había pasado cuando yo me perdí de puro susto, o de egoísta, o qué sé yo. De la nada, Santiago me ve escribiendo en las notas del celular y me lo quita. Le dice a la Florencia: "Viste Florencia, yo sabía que este hueón iba a empezar a escribir altiro esta historia", y yo que me río y este que me habla de nuevo y me dice: "Cuando termines el cuento, pon que la Florencia te dijo que este cuento era una mierda", y yo le digo que no volveré a repetir el mismo método, y el que mira a su novia y hablan de sus cosas de novios, y yo que miro hacia atrás y todavía pienso que las luces que parpadean son las que me siguen a mí. Sin pensar que hay miles de almas más en esta ciudad que corren calles abajo para no ser descubiertos con sus infamias, que hay miles de hombres y mujeres que al llegar a un lugar seguro no escriben una historia como lo estoy haciendo yo. Que ellos no pierden el tiempo escribiendo, ellos no pierden el tiempo...

jueves, 18 de octubre de 2012

Todos me dicen

Todos me dicen
que no juegue más
a la ruleta rusa con mi vida,
que no haga más playback
de las frases que más adelante les diré,
ni que obstruya el paso lento
de los que de verdad quieren ir más rápido.
Todos me dicen que no lo haga,
pero jamás se dan cuenta
de que en el camino oscuro
que recorre de mis oídos a mi cerebro,
hay un laberinto eterno donde las cosas
no son tan simples para que lleguen de un día para mañana.
Hay un laberinto,
y yo ya perdí mi paso desde hace rato.

*

Fantasmagóricos pasos
del acelerado
hombre de las tinieblas.
Cruel mono de plastilina
que se ve atenuado
con los ojos oscuros
del ardiente jugo gástrico
que vomita en las mañanas.
Éxito de satisfacción
por las armas
del gato cantor,
cual pelusón
cuerpos
de

enjaulados
bajo mis más grandes miedos.
Qué siempre repite lo mismo
y que no puede cantar.
Qué la excusa
que expulsa
no es más
que escaramuzas,
pero el brillo no es el mismo,
cuando tenemos el permiso asegurado,
el paso en blanco
mancha el suelo
y mierdas brillan
por la nada
que resvala,
que te cansa
y me desmaya.
¿Podremos dominar la pena al pasar de los años?,
¿necesitamos de nuestra dulce juventud
para sentirnos
mucho más vivos?,
¿realmente necesitamos la vida?
¿uno para todos, y todos para uno?
Uno para uno, uno para nadie.

No sé que estamos haciendo exactamente
cuando nos paramos a ver
el circuito astral de las hojas,
¿nos sentiremos más tristes, nos sentiremos más solos?
¿hay alguien en este mundo,
que no le gusten las sonrisas?,
No sé que estamos haciendo exactamente,
les juro que no sé.

domingo, 14 de octubre de 2012

Reflexiones


8 – 14 de Octubre.

 Escribí mis reflexiones en una libreta cuadrada con un diseño hecho especialmente para el preuniversitario Pedro de Valdivia. ¿Cómo la obtuve?, se la robé a mi primo Enzo mientras no estaba en la casa. De seguro no le importará su perdida. De seguro ni se ha dado cuenta que no está.

Nombre: Carlitos Ramírez.
Domicilio: Cualquier lugar.
Nota: Si esto se pierde y usted lo encuentra, no lo devuelva. Bótelo, esto es un libro de magia negra.

-          - Y un joven en la estación gritaba a viva voz que la primavera había llegado, pero a mí que me importaba, cada día que llegaba se veía igual de gris que los que ya se habían ido.

-          - “Si de verdad quisieran ser escritores activos, deberían estar en la vida misma escribiendo, no encerrados en una estúpida sala resolviendo como Rimbaud escribió sus estupideces”, me dijo un viejito al llegar a la calle Vergara. Le encontré la razón y seguí mi tranco. Ya se me hacía tarde y tenía que llegar a encerrarme a la estúpida sala.

-          - El ambiente universitario es muy tonto, todos quieren ser mejor que el otro.

-          - Lo único que quiero hacer es sentarme a fumar marihuana escuchando a Wolfmother con mis amigotes de La Serena. Son más tontos que los de Santiago, quizá por eso es más fácil hablar con ellos.

-         -  El día en que mi mamá me dijo que era independiente al nivel de ser nómade, fue el día más feliz de mi vida. O uno de los más felices. Y han sido pocos por lo demás.

-         -  Le vi la cara y se nota de lejos que anda de mala. Es que soy una mierda, soy una mierda.

-          - Anoche soñé que mi papá se moría porque un auto lo chocaba cuando viajaba a Iquique. Raro.

-          - Martínez es un seco en lingüística. Su clase es fome, pero alguien tiene que hacerla.

-          - Me demoraría años en escribir una puta novela que alguien de seguro leería en horas.

-          - ESTUDIAR LITERATURA CREATIVA NO TIENE NADA DE CREATIVO. Y MÁS ENCIMA ES FOME.

-          - Santiago llegó motivado a la clase, pero al ver que ya no es tan fácil la materia, se echó para atrás y se empezó a quedar dormido.

-          - Me como las uñas un día Lunes 8 de Octubre del 2012 a las 08:52 de la mañana. No entiendo nada de la clase pero escuchar a Martínez es interesante.

-          - No sé para que sirve la tele que está en la sala 504. ¡Jamás la han prendido!

-          - Bandas que hay que escuchar: Wolfmother, Radio Moscow, The Suicide Bitches, The Black Keys, Tame Impala, Psicorolia, Hijo de Padres Separados, Asteroid, Graveyard y Stick Figure.

-          - BODELER, VRETÓN Y RAMBÓ son mis ídolos. Por eso los escribo mal.

-          - Si este hueón no trajo la weed me voy a enojar más que la chucha.

-          - Sueños: Una casa en el bosque, una chica bonita que sea relajada, marihuana y LSD, ser famoso y publicado, triunfar con Psicorolia, vivir por hacer nada, o sea vivir de escribir y tener dos hijos, la Isi y el Jorge, o Raúl o Carlos.

-          - No soy homofóbico pero mientras no me metan el pene a mí, está todo bien. Aunque no lo he experimentado así que no puedo decir nada. Aunque sí, me carga que los homosexuales sean alumbrados con eso. Cosas como así: “Uy sí, las minas son ricas, nada mejor que meternos el dedo entre nosotras. Todas deberían ser lelas” o “Uy sí, los minos son ricos, nada mejor que chuparnos el pene entre nosotros, todos deberían ser fletos”. Aunque hay heterosexuales como yo que somos alumbrados por serlo y ponemos cosas como: “Me tiré a esta mina que estaba terrible rica”. Y escribimos cuentos y poemas porno haciendo alusión a nuestra virilidad. En realidad todos somos idiotas, y más idiotas aun fue haber escrito sobre esto.

-          - Hay muchas cosas que no me explico y una de ellas son las relaciones humanas.

-          - Los intelectuales son súper ahueonaos.

-          - En chile: “¿Dile no a las drogas” o “Diles no a las drogas”?, Martínez resuelve y dice que es “Dile no a las drogas”, porque en Chile nadie pronuncia las S. Es algo implosivo o algo así, recién lo explicó pero no caché.

-         -  Es raro este hueón, hace ruidos a cada rato y habla como extraño. Hay cada payaso en la universidad.

-          - Una vez una chiquilla me dijo que mis escritos lograban enamorar a las mujeres y a mí me causo gracia ya que siempre hablo mal de ellas.

-          - El único motivo por el que la gente lee mis historias es porque lo único que quieren ver es sí salieron en alguna de ellas.

-          - Pelo largo, ojeras, pelo café, ojos verdes, piel blanca, cuerpo pequeño, buenos pechos, trasero pequeño, piernas desconocidas por mis ojos, pero flacas. Buen estilo, buena música. Mal humor.

-          - Pelo corto, piel oscura, ojos café, lindos labios, piel suave, buenos pechos, grandes pezones, perfectos. Un poco de grasa, buen trasero, sin celulitis, buen aroma, buen estilo, buena música. Mal humor.

-          - Pelo largo, piel oscura, ojos café, labios pequeños, piel tosca, buenos pechos, pezones oscuros, delgada, buen trasero, hermoso trasero. Buen aroma, buen estilo, buena música. Buen humor.

-          - Carlitos Ramírez no es un buen nombre, pero no se me ocurrió nada más.

-          - Mientras más me soportan, más las amo. Mientras más las amo, más las soporto.

-          - La clase del Quijote es una de las hueás más fome que me ha pasado.

-          - Me iré de la U, ya lo decidí.

-          - No tengo cojones, no me iré.

-         -- Todos andan ácidos hoy, dan puras ganas de irse pa’ la casa a acostar.

-          - La hueona anda tonta, el hueón anda tonto. Todos andan hueones, todos andan tontos.

-          - Nena, no me obstruyas, soy de todos y para todos. ¿No lo entiendes?, el mundo es mío.

-          - Las tardes de teoría literaria I estudiando el realismo de Truman Capote y la relación del periodismo y la narrativa.

-          - Libros para leer: Ponche de ácido lisérgico y Miedo y asco en Las Vegas.

-          - Si alguna vez hiciera una novela de seguro hablaría sobre drogas, mujeres, sexo, rock and roll, armas, viajes, budismo y relajación. Algo común y corriente del realismo.

-          - Fante, Bukowski, Henry Miller, Martín Pistolas. Escritores del realismo sucio.

-          - Santiago se despertó enojado ya que ni yo ni Max nos levantamos para ir a la universidad, ahora que vamos en la micro, sigue enojado, pero de seguro se dormirá y se le pasará todo. Con Max siempre la cagamos, somos muy poco serios.

-          - Max: “Hay muchas cosas en este mundo que no me explico, como el comportamiento del Gonzalo Pico”.

-          - Mi pene no tiene límites, al igual que el libro de Donoso.

-          - Anoche vimos “Clerks”, comimos galletas, hicimos una intro psicodélica, hablé con Max algo serio, nos dormimos y despertamos tarde hoy, por es que ahora vamos tarde a la U.

-          - Me di cuenta que en la U todo se trata de relacionar algo con otro. Ej: En las pruebas siempre te piden que relaciones Ej: Sontag con un libro X.

-          - Estoy drogado y siento todos mis sentidos que están demasiado locos, es buena weed. Todos hablan cosas y yo estoy en silencio, escribo y me siento perfecto, caminaría y escribiría toda mi novela en una gran caminata.

-          - Fantasía, eso.

-          - Hertz me habló sobre como me sentía y le dije que me sentía más o menos pero que estaba muy volao’.

-          - Miro al lado y ellos también fuman. Mi pregunta es: ¿Está tan buen cómo la mía?

-          - La Karina me pidió mi libreta y leyó dos páginas.

-          - Calle Amunategui. Slim, Max y Pistolas en busca de la calle Bandera.

-          - Siento que cuando voy pasando por una situación pienso que la imaginé y se siente cómo despertar de un sueño. Ej: Le hablo a la Karina y le digo: Hola, luego despierto del “sueño” y se lo digo de nuevo y me dice: ¿Ah?, porque yo de hace mucho rato que había dejado de hablar, y aquello que le dije salió de repente. Todo es una hueá exclusivamente mental. Mi mente es una mantequilla.

-          - Cuando estaba tan drogado, deseé que estuvieras aquí con tu sonrisa y tus labios eternos.

-          - Compra en Bandera. Santiago me compró una camisa, es verde y con plantas. De seguro a nadie le gustará. Filo.

-          - Estoy  bajando. Eso me gusta, quiero comer, estar bien e ir donde Victoria. Eso, nada más.

-          - Santiago: Saltamontes + Aceite hirviendo = Diversión asegurada.

-          - Maxi: Eres un hombre enfermo Slim.
        Santiago: ¿Qué, acaso ustedes no han comido saltamontes con aceite?

-          - Astronautas extinguidos por la voluntad del aire. La manada del sin sentido ha prohibido algo jamás antes acontecido.

-          - Vida nuestra, deja aquellos golpes y acerca hospitalidad. Hacer así como si las bondades del mundo cayeran en lágrimas de un árbol que llora. El árbol del círculo, el círculo de la vida.

-          - Al frente del espejo me miro, ojos rojos, chicos, cara con más color. Estoy barbón.

-          - Mi polera está genial, tiene color y es hippie.

-          - Que buenos momentos, ya estoy casi abajo del mundo, tocando el centro del infierno.

-         - Slim hablaba y yo le saqué de mi hueá una hueá (Parte incomprensible de traducir) y le pasé  y decía te amo y el tipo se río. (Inentendible)

-          - Sofía Bertolotto no me pescó, dijo que mi barba era asquerosa.

-          - Ya estoy mejor, el efecto de la droga se fue y me acabo de dar cuenta de que le cambié la weed por una camisa al Santiago Slim.

-          - Por lejos ha sido la mejor marihuana que he probado.

-          - ¿Existirá alguna persona que no le gusten las sonrisas?

-         -  La cabeza aun me da vuelta.

-          - Tengo los dedos con un olor delicioso. Me los huelo mientras estoy parado en el metro. Estación Los Presidentes, próxima parada. Mi lugar de destino es Quilín, siempre ahí.

-          - “Soy un luser como un boy scout y de la vida me declaré out”, Yendo a la casa de Damián, El Cuarteto de Nos.

-          - Hoy es 10 de Octubre creo, demás que me equivoco. La cuestión es que anoche decidí irme a La Serena a descansar por unos días. Me siento triste, solo y aburrido. Necesito acción y es increíble como una ciudad tan fome como La Serena puede entregármela.

-          - Voy en el metro, llevo 3 pares de calcetas y de boxers. 1 polera, 2 camisas, 2 pantalones y 2 pares de zapatillas.

-          - A veces los pajaritos cantores deben volver a casa. A veces unos son más cobardes que otros y necesitan volver más seguido. Ya sabes como es la frase: “A veces hay que volver al nido”.

-          - Todos los días pienso en matarme. A veces el intento de darle sentido a la vida sólo se queda en ganas y lo demás es pena y lágrimas. Soy del mundo y un invento de la literatura. Nací para esto.

-          - Tarde de mierda. Llegué a la estación de buses tras haber acompañado en sus llantos a Victoria y haber ido a buscar la Cuartilla de Wilk, nuestro folletín de poesía con Max y Slim.

-          - Estoy transpirado como la mierda y ya compré mi pasaje. Mi bus sale a las 21:00 horas con dirección a La Serena. 2 horas para no saber que hacer.

-          - Creo que comeré algo y esperaré a que llegue el bus. Estoy seguro que mi papá se enojará conmigo.

-          - El mejor día de mi vida fue cuando nací.

-          - Veo a todos pasearse con sus chicas lindas y siento envidia por ellos. Yo estoy solo y miserable por ser tonto.

-          - Comida rápida para todos y gratis. Yo soy un escritor maldito, no el tonto de Rimbaud.

-          - Estoy cansado, tengo pena, huelo mal y estoy ansioso. La vida es increíblemente bella.

-         - El tipo de bus pasó por al lado mío y le dije: 
      - Compadre, ¿tiene un lápiz que me preste?, me quedé sin uno para escribir. 
      - ¿Escribir qué? – me dice. 
      - Soy escritor y me quedé sin nada para seguir. 
      - ¿Escritor, famoso?
      - Sí, famoso, escribo novelas y todo.
      - Oh claro que tengo un lápiz. 

        Lo fue a buscar y me lo pasó, me dijo: ¿Escribirías sobre que yo te pasé este lápiz?
      - Obvio – le dije. 
      - Genial, ¿cómo se llama usted señor?
      - Juan Forn.
      - ¿Juan Forn?
      - Sí, Juan Forn. Esté atento a cuando salga mi nuevo libro.
      - Bueno, así será, me dijo el asistente del bus y se retiró con una sonrisa. 

        Me eché a dormir y cuando desperté estaba en La Serena. Al bajarme le di la mano y le sonreí, el hizo lo mismo y al marcharme lo vi acercarse a otro asistente contándole de seguro lo ocurrido. El viaje había sido entretenido, yo no me llamaba Juan Forn, ni mucho menos escribía novelas, yo era solamente otro tonto escritor tratando de ser publicado. Otro más del montón.

-          - Hago caca en el centro comercial que hay en el terminal de buses. Nadie en la cabina del lado izquierdo. Nadie en el lado derecho. El clima está rico, mi caca huele mejor que otras veces. Ya vacié el estanque.

-         - Le ponen color limpiando la tapa del W.C. No hay nada mejor que sentir el pichisito del que meó antes de que tú entraras a cagar.

-         -  Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres no lloran.
-          Los hombres si lloran.
-          Yo soy hombre y estoy llorando.

-          - Cuando estás en una relación con alguien te vuelves un baboso, un estúpido y un mamón.

-          - Ciktur, 21:00 hrs. Asiento 5. Llego a las 03:00 hrs. Supuestamente.

-          - Me gustaría ser un anciano, ellos la pasan tan bien.

-          - Si lo analizan bien, mi vida ha sido más que fácil pero yo soy el que la complica. Con mis problemas personales y mis dramas por todo. Soy un hueón problemático y me carga.

-         -  Santiago es adicto a las pastillas, Max es adicto a Cortazar, Gustavo es adicto a mentir, Eusebio es adicto a la marihuana, Giannín es adicta a la perfección, Roberto es adicto al Skate, Papá es adicto a los perros bóxer, Victoria es adicta a los gatos, y yo, yo soy adicto a mi mismo.

-          - Ah claro, esta es la parte donde ves a mi chica llorar y dices: ¿Qué pasa?, y yo digo mientras ella te mira encantada: Ah, ya entiendo. Esta es la parte cuando yo me voy, tu te quedas con ella y luego de un rato te la llevas a tu casa, te la tiras y yo me quedo triste y solo, entonces que sea así buen hombre, no es algo bueno para mí, pero por lo menos es una buena historia.

-          - 3 horas arriba del bus, voy apestado.

-          - Los hueones del bus son tan enfermos que cuando pasa el mensaje de “Panel desconectado o el sistema de navegación satelital ha dejado de enviar información de control de velocidad” lo paran dos segundos extra en el “Trol de velocidad”, sólo para que yo con mi mente retorcida me imagine un troll horripilante corriendo a la velocidad de la luz por la carretera aledaña a la que va el bus en el que voy viajando. Son unos retorcidos ellos o soy yo el retorcido, no lo sé.

-          - Reparte tu amor, muchas necesitan ser amadas.

-          - Casi 6 horas y media arriba de este puto bus, ya me tomé toda mi coca-cola y sólo me quedan las papitas que me compré en la u. Ya no aguanto más, lo único que quiero es estar en mi casa acostado.

-          - Que bueno que en Coquimbo hay menos pancartas políticas que en Santiago, por culpa de esos pelotudos todo se ve mal. Además uno suele aprenderse sus nombres y es desagradable. Ya me sé como tres: Zacarías algo, Concejal por Santiago Centro. Mikel no sé cuanto por Providencia. Aclicia Rodríguez por Peñalolén. Siempre son nombres súper tontos. Los odio.

-          - Mientras más tiempo llevo en la u estudiando literatura, más mal escribo.

-          - Apuesto que cuando Giannín me vea dirá que me veo más feo que antes.

FIN DE LOS ESCRITOS, CARLITOS RAMÍREZ SE ABURRIÓ DE PERDER EL TIEMPO DE ESTA FORMA.