martes, 2 de octubre de 2012

Popcorns

Y ahí está mi amigo Slim
escribiendo su primera novela.
Se titula: "Un borracho bajo la lluvia".

Slim de repente levanta la mirada y me dice:

- Y tú, ¿estay trabajando en algún libro actualmente?
- No precisamente - le digo yo - estoy tratando de hacer 300 poemas
para ver si es que algún día los publico.
- ¿Y cuántos llevas?
- Veinte.
- Ah, pero eso es un buen número.
- No, es un número horrible, debería llevar muchos más.
- Ah, no te sobre-exijas. Trabaja relajado.
- Tienes razón. ¿Vamos a fumar afuera?
- Vamos.

Y después de todo eso lo único que recuerdo fueron cosas como esta:

- Oye hueón - me decía Slim - nunca debes decir que quieres un veinticinco lucaso, nunca. Esa hueá es para los que no cachan na'. Uno no le anda diciendo a la gente: "Oye, quiero un veinticinco lucaso". Uno le dice: "Dame 25 lucas" y sería. Porque claro, el cincuenta lucaso existe, y existirá siempre, pero el veinticinco lucaso no, ¡NUNCA!, tienes que entenderlo, ¡que no te hagan tonto muchacho, que no sea así!

 Estábamos con Max y el hermano de Santiago Slim que se llamaba Tomás. No sé como es que de repente aparecieron, creo que estaban de antes pero no lo había notado. Todos estábamos drogados. La nueva marihuana se llamaba Popcorns y era de lo más bueno que se podía encontrar.
Slim estaba tirado en el piso y me decía:

- Soy parte del árbol, sé que lo soy.

Yo le dije:
- Hermano, creo que eres como el tipo de Juegos del Hambre, el que se camuflaba.

Tomás me dijo:

- ¡Oh!, acabas de admitir que viste esa mariconada.

Me callé.

 Luego estábamos en una plaza, no sé porqué, ni tampoco recuerdo en que momento nos trasladamos tan rápido. Max y Santiago Slim estaban jugando en una máquina enorme para hacer ejercicio, mientras reían y decían: ¡ESTO ES LO MEJOR!, ¡ESTO ES LO MEJOR!

 Mientras tanto Tomás estaba tirado en una superficie de metal que servía para hacer abdominales y de la nada empieza a hablarme como si ya la historia hubiese empezado de hace rato. Algo así:

- ...Por eso es que los flaytes deberían encumbrar volantín todo el año, es una buena actividad. ¿Por qué solamente tiene que ser en el 18?, si lo hicieran todo el año se evitarían muchas cosas, como... La delincuencia... y.... esas cosas así, tu me entiendes - Claramente yo no lo entendía.

 Luego me quedé pegado mirando un papel que estaba botado y cuando volví la vista hacia Tomás este estaba sin polera y se estaba tocando los pezones mientras se decía asimismo:

- ¡ES TAN BUENO ESTO!, ¡TODOS LOS HOMBRES DEBERÍAN HACERLO!

 Yo le dije que sí y fui adonde estaba Max, este miraba el cielo como si estuviera meditando y hablaba algo sobre los juegos de vídeo y lo genial que eran.

 TODO SE ESTABA CONVIRTIENDO EN UN CIRCO, pero que importa, a veces me gusta un poco eso.
 En realidad me gusta siempre.

 Miré a Tomás y ahora estaba armando otro porro.
Santiago Slim se había tirado de nuevo al piso, pero al verme cerca de él, se levantó y me dijo:

- HUEÓN, ¡te cagaron con el veinticinco lucaso!- y luego agregó - Ah chucha, la cagué.

Todos nos quedamos mirando. Tomás guardó el porro que había hecho y nos fuimos a acostar. Todo se había vuelto neutro.

Santiago Slim al día siguiente me dijo que este escrito era una mierda. Ni me importó, ya lo sabía qué rato.

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