jueves, 19 de abril de 2012

En blanco

 Estoy asqueado y aburrido. Chato. No creo tener futuro alguno, no creo en las religiones, no me gustan los clichés y ya no me compro nada, ¿será que le he perdido la gracia a vivir?, ¿será eso?, no lo sé, me aburrí de aparentar o de ser real. Me aburrí de saludar a las personas cuando llego a algún lugar. Me aburrí de despedirme al salir cuando me voy de algún lugar. Estoy aburrido de caminar y de soñar miserables proyecciones todos los días. Me aburrí de felicitar a las personas y de envidiar a otras por lo que han hecho en su vida. Me aburrí de tener parálisis del sueño y de no quedar metido en ellas para así desaparecer de forma fácil y rápida.

 Soy un idiota y ya me aburrí de serlo, ya me aburrí de reírme por reír cuando no quiero reír de verdad. No quiero llorar tampoco. Quiero estar en algún lugar donde de verdad desaparezca por completo sin dejar huella alguna. En realidad no sé lo que quiero. Sólo sé que estoy vacío y lleno de aire, lo peor de todo es que el aire ni siquiera me es útil, me es una completa mierda.

 Estoy chato de las mismas palabras de siempre, del "Hola", del "Chao", del "¿Cómo estay?" y del "Bien, gracias". Estoy ya harto del "Gracias", ¿por qué tenemos que ser agradecidos en la vida?, ¿por qué tenemos que reír para ser felices?, ¿por qué tenemos que pretender en la vida llegar a ser felices?, ¿por qué?, no me lo explico. Ni siquiera me explico porque tenemos que decir por qué, ¿no puede haber algo más?, ¿no podemos ser algo más?. Ya, me aburrí de estar reclamando y me aburrí de que el lenguaje tenga que inventar palabras para que nosotros las juntemos y las ocupemos. Quiero llegar a ser sordo y mudo, quiero no llegar a querer nada en el mundo y por fin quedar en el blanco eterno.
Espero que ese blanco sea agradable.
Me retracto, me da lo mismo si lo es.

 Me aburrí de esperar que las cosas tengan que ser por algo.

viernes, 13 de abril de 2012

En la cumbre de la melancolía

 Hoy estaba en la pega y tuve solo una hora de trabajo. Se puso a llover y nos mandaron a todos para la casa. Esperaba que me dijeras algo súper bonito cuando me llamaste, pero lamentablemente era de ese tipo de cosas que uno espera mucho, pero no por eso tienen que pasar. Todos se fueron de mi lado después de la pega, todos pa' sus casas. Me quedé solo. Primera vez en la vida que me sentía tan solo. Caminé hasta el quiosco me compré un pucho y un encendedor, no sé porqué, ni yo lo entiendo, me lo fumé y caminé hasta el metro La Moneda, se puso a llover más fuerte todavía y me llené de pena. Llegué a la casa en menos de una hora, me acosté y he visto películas toda la tarde. Santiago está lleno de un montón de personas, pero ninguna de ellas me hace sentir tan bien como lo haces tú. Yo me sentía un idiota, Rodrigo el idiota, Rodriguito el llorón. Como siempre, a todos veía felices y satisfechos, pero claro, el Rodri tenía que andar bajoneao'. Intenté dormir y no pude, quizá había sido porque había tomado mucho café en la pega. Había agarrado esa maña tan cliché de tomar café como todos los oficinistas, me estaba convirtiendo en un robot más, y lo peor de todo, es que tenía todo mi cuerpo metalizado para ello.
 Me siento un ermitaño total, un solitario y en especial un cobarde. Muchas veces quiero tomar decisiones que quizá acabarían con todo, pero jamás logro concretar. Lejos, soy el peor jugador del partido, siempre lo he sido. Soy el jugador que siempre trató de meterla desde la mitad de cancha, pero por uno u otro motivo, tenía que llegar hasta el área y ahí recién cachar si le achuntaba a la portería.

lunes, 9 de abril de 2012

La mentira total


Moría la mente y se espantaba el lugar
caía en su cabeza llorosa y todo era calor en la quemá

El cielo no era oscuro
nunca quedó la cagá
a nadie le importó su muerte
fue un impás y nada más

En la tele mentira y mentira
¿un terrorista extranjero dejó la embarrá?
por eso no veo tele
no quiero su enfermedá

En fin, la vida es bonita
y esa no es la hueá
la hueá es seguir insistiendo por la justicia e' los demá

(¿qué es eso de que ahora a todos le importe mucho la vida del otro?)

A Raúl no le importaba los clichés
las rimas
ni el apoyo social
el animal era humano
y el humano animal
el instinto es finalmente
la mentira total.

Una Poética


 Marcaban casi las 12 del mediodía, el aire corría rápido y el bus avanzaba veloz por la ruta 5 norte. El destino, Santiago de Chile. A su lado, una mujer de unos 23 años, morena y con rastros de acné en toda su cara.
Risa tras risa - por la película que iba viendo - los ojos de Rodrigo se iban abalanzando hacia esas dos putas gordas que la mujer tenía en su pecho, dos tetasas, gigantes, enormes, pronunciadas hasta el infinito, ni siquiera miraba el paisaje, sino que miraba esas dos colinas que tenía a su lado. "Que enormes", se dijo a si mismo, justo en el instante en que la mujer lo miró fijamente a los ojos y bastaron solo 3 segundos para que los volviera a cerrar.
Rodrigo se acurrucó en dirección en donde estaba la mujer solamente para poderle ver esos melones calameños que tanto le habían gustado. Los quería ver por dentro de la blusa, ese era su máximo objetivo, en realidad, las tetas eran su máximo objetivo, hasta su objetivo de vida, así de brígido. Le encantaban las tetas, eran su mayor atracción, basaba su vida en las tetas, los pezones y las blusas apretadas. Rodrigo era un psicópata total, lo mejor de todo, es que le encantaba serlo.
Hasta el viento se detuvo cuando la mujer se estiró sobre su asiento, especialmente, cuando esos enormes pezones morenos que Rodrigo tanto esperaba, salieron a la luz. Pero... algo extraño sucedió, Rodrigo se cayó de culo al suelo, estaba estupefacto, acongojado y helado de los pies a la cabeza, la mujer tenía 3 pezones en el pecho, dos en cada teta y una en el medio. Tomó su bolso y arrancó lo más lejos del bus, estaba en el medio de la nada, asustado y traumado de por vida.


 Que gracioso era ver correr al estúpido de Rodrigo por el medio de la nada, por eso lo detuve, abrimos un whisky que el traía y nos tomamos unos sorbetones hasta que las gargantas ardieran en fuego.
Era harto tonto el Rodrigo, tanto así, que no le costo nada prestar el chico. Como aprendí en la cárcel, los culos de los hombres, eran mucho más ricos que el de las mujeres, tenían más gracia y olían como las mismísimas bolas del rey de Dinamarca.
Así que ahí quedó, me lo violé detrás de unas rocas, apoyado en unos cactus y clavado hasta el pico; puta que la pasé mal, más encima, le chanté por la raja su botella de Whisky barato, ¿acaso creía que yo era una puta cualquiera para andar tomando cagás?, ¿acaso creía que yo era un estúpida?, que se vaya a la mierda, soy fleto, pero no huevón, ni mucho menos, rasca.
Tomé mis cosas totalmente frustrado y me fui caminando hasta Los Vilos, el aire estaba seco y las flores olían a un grave ardor de caca con saliva, que basura era sentirse solo en el desierto, jamás pensé que la vida fuera tan melancólica en el momento en que estás viviendo, yo era un producto de la mala fama y de las rabietas estranguladamente frías. Puta que es penca caminar solo en la nada, peor aún, cuando tienes una yaga en el pene que te hace sangrar y caer de espaldas sobre el asfalto.