jueves, 9 de agosto de 2012

Abandonarte a las tres y media


Abandonarte a las tres y media
fue como una bendición para los malos ratos.
Entre masturbación y ojeadas a libros beatniks.
Tazones de leche fresca
cae espesa y caliente por tus tetas.
“Sois la virgen más puta del silencio”,
cosmopolita prostituta.
Gritas odio y más odio.
Portadora del mal solitario.
Amo tus miradas y tus cuchicheos,
tus lágrimas y tus besos que no sabes dar.
Sujétame hasta que vomite
y sabrás por fin que hay dentro de mí.
Porque hasta el día de hoy sigo siendo el mismo mentiroso que era hace unos años.
Buscando con desesperación
la satisfacción más plena,
un pinchazo a la vena de orgasmos malogrados.
Tratando de sacar con furia la máscara que llevo encima.
Desechen en mí sus pecados más dulces.
Voy a explotar el día de mañana si es que no me contengo.
ATAQUEN, DISPAREN.
Ya soy hombre muerto.

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