sábado, 2 de febrero de 2013

15.-

 El verano de 1994 con el del 2013 se unían de una forma peculiar. Se unían mediante recuerdos que mi mamá daba a conocer a los demás y que producían sensaciones diversas en cada uno de los oyentes que estaban en el lugar. Las primas chicas de mi amigo Osvaldo nadaban sumergidas en el río, mientras yo impulsaba mi cuerpo a que permaneciera quieto en la espera. La infaltable espera. Aturdida por el pacífico porvenir de los bosques y los cerros.

 ¡Un grito!
       Mil miradas...
             Una pausa.

 A mi lado, alguien que me explica lo que sucede. El trasero de mi abuelo había caído al piso mientras intentaba defecar y ahora todos corrían en su auxilio. Llegar a viejo debe ser duro, percatarse de aquello aun más.

El té estaba listo pero nadie lo quería beber. El final está cerca."The end is nigh" me decía Walter Kovacs al oído y "Comón, lets gou" me gritaba un desentendido en el tema.

 RESTART de la maquinaria nocturna y las serpientes sin cabeza lograban ahogarse bajo la tierra manchada con orina. Todo volvía a la normalidad, seguíamos siendo los mismos sujetos que respiraban en un principio. Todo volvía a la normalidad.
La sonrisa que se le formaba en el trasero a mi prima de quince me indicaba que todo estaba bien.

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