miércoles, 20 de junio de 2012

En el lugar erróneo / Capítulo 2: El engaño

CAPÍTULO 2: EL ENGAÑO 

 Esta es la parte típica donde el autor habla sobre lo que le paso al personaje – en este caso Robert – antes de llegar al lugar donde se ubica el conflicto en sí. Sé que muchos ocupan este recurso, pero qué, soy copión, todos lo somos.

- Chúpame el pico, en serio, chúpamelo.

- ¿Pero por qué quieres eso Robert? – decía la puta que Robert había conseguido.

- Porque sí, ¿para qué más queremos a las putas como tú los hombres?, para que nos chupen en pico y nada más, así que hazlo de inmediato

- Como quieras bebé

 La puta se agachaba y Robert le agarraba la cabeza mientras se dedicaba a gemir con masculinidad. La puta tenía una lengua que hacía el mundo vibrar. Era algo así como un gusano que se movía con rapidez por el tallo y la cabeza de su pene. A ratos sacaba el falo de su boca y miraba a Robert directamente a los ojos, luego echaba saliva en el tallo y volvía a ponérselo entre sus dientes. Era como una estrategia de seducción, algo así; lo que importa es que Robert gozaba como nunca lo había hecho en su vida, gozaba tanto que de hecho empezó arrancando algunos pelos de la cabellera de la mujer y ahí fue cuando ella se detuvo y enojada le dijo:

- Hey, ¿qué mierda te pasa, acaso crees que puedes hacer lo que quieras conmigo?

 La puta de un momento a otro se puso de pie y empezó a vestirse. Mientras lo hacía miraba enojada al sonriente Robert que no dejaba que ningún poro de su cuerpo expulsara transpiración alguna. Ahí fue cuando la mujer ya nombrada sabía que ya no tenía nada más que hacer en el lugar así que tomó su cartera y exigió a gritos su paga. Robert escupió al piso y le dio una cachetada. La mujer cayó pero logró incorporarse al instante; justo aquel instante donde una bala atravesaba su pierna y la dejaba inmóvil por un buen momento. Robert estaba con la camisa abierta y dejaba a relucir los largos pelos que tenía en su ancho pecho lleno de musculatura y pecas rojizas. La mujer por mientras sollozaba y se sobaba la pierna como si la hubiera perdido o algo así. Robert encendió un cigarrillo y largó a reírse a carcajadas del sufrimiento que la puta estaba padeciendo. De hecho se acercó un poco a ella y le comenzó a reír de cerca. Todo bien para Robert, pero lo que no esperaba era que la puta sacará de entre sus tetas una magnum 357 que le hizo sangrar a mares el brazo derecho. Ahí quedaron los dos sujetos, heridos pero juntos, con la calentura que se había hecho polvo cuando las armas habían hecho su aparición. Aunque no me crean, al día siguiente Robert despertó y no vio a la puta tirada a su lado. Quedó perplejo, sin palabras. Como pudo se levantó y revisó cada rincón de su casa para ver si encontraba por algún lugar a la perra que lo había baleado. Robert se sentía mal y a la vez engañado. La puta además de irse y dejarlo solo, le había robado todo el dinero que tenía en su billetera. Aquel dinero que no era de él, sino de una mujer que se lo había pasado para que este comprara bolsones y bolsones de cocaína. “Estás jodido Robert – se dijo así mismo – muy jodido, hasta el fondo”. Su cabeza giraba y realmente no sabía que mierda hacer. Buscó una solución momentánea y lo único que llego a su cabeza – tanto como a sus manos – fue una botella de Whiskey que se encontraba detrás de la ropa sucia, donde además estaba un libro de Jack London y unas hojas sueltas que decían en negrita, “ESTÁS ACABADO”. Robert suspiró y bebió un gran trago del fuerte alcohol. Luego se sentó en el sofá y se echó para atrás. Su brazo ya no daba más. Si este no iba con un médico de seguro moriría; pero que va, ¿quién mierda necesita un médico cuando te estás tomando un buen sorbo de alcohol?, al carajo todo. Robert prendió la televisión y de inmediato ubicó las noticias. En la tele mostraban cuan fácil era ganarse 1 millón de dólares si es que te dedicas a ser un idiota que trabaja en la tele. El control de la tele disparó e hizo apagar todo. Robert se dirigía al doctor en grado de urgencia. Una puerta que se abre y un idiota que sale.

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