martes, 19 de junio de 2012

En el lugar erróneo / Capítulo 1: Aceitunas negras

CAPÍTULO 1: ACEITUNAS NEGRAS 

 Se sentaron en la mesa ubicada a la mitad del gran salón y ella pidió unos martinis. Él encendió dos cigarrillos y le entregó uno de ellos sin decirle nada. Así estaban, sin decir nada. Pegados a los asientos como si nada en el mundo les molestara. Pero no todo es tan calmo. De un momento a otro Kim lo empieza a interrogar. De todas formas, Robert sabía que ese momento iba a llegar:

- ¿Desde cuando estás en el pueblo Robert?

- De hace unos tres días. Vine a ver a la familia. Creo que todos me extrañaban.

- Vamos Robert, no me mientas. ¿De hace cuanto que estás en el pueblo honey?

- Desde hace un mes.

 Desde debajo de la mesa se logra escuchar un sonido quebradizo pero a la vez punzante. Una bala estaba lista para ser disparada al igual que un montón de espermatozoides por un desierto florido. A Robert se le ve nervioso, este traga un poco de saliva y sus manos tiemblan con desesperación. La mujer de la pistola de seguro domina las acciones.

- ¿Trajiste lo que te pedí no es cierto? – dice la mujer.

- No había podido decirte pero he tenido algunos inconvenientes con eso. Sólo son detalles, no es nada importante.

- ¿Tan sólo detalles?, al diablo con los detalles Robert, quiero la merca en mi poder y tú me dices que sólo son detalles… Dame la cocaína ahora mismo o te huelo los testículos de un solo tiro, ¿entendiste?

- Tranquila Kim, tómalo con calma, ya te dije que sólo son detalles – dice Robert que ya no se le nota tan nervioso y que de hecho se echa para atrás en el asiento mientras enciende otro cigarrillo.

 El único mozo del bar llega con lo martinis y los deja justo en el medio de la mesa. Kim y Robert rozan sus intranquilas manos mientras toman los vasos, se observan directo a los ojos y con los brazos hacia arriba hacen un pequeño brindis:

- Por nuestra amistad – dice Robert sonriendo.

- ¡Por nuestra amistad querido Robert!

 El mozo observa la situación y les da una sonrisa cálida, luego se retira del lugar y se sienta a ver el futbol americano. A su lado llega su novia. Ella se llama Penélope y le encanta comer aceitunas negras. No le importa si es que son amargas o no. A ella le gustan las aceitunas negras y es por eso que llega al lado de su novio el mozo con una bolsa repleta de estos especímenes de color oscuro.

- ¿Viste a esos dos amor?, de seguro deben ser amigos desde hace tiempo. Recuerdo cuando ambos éramos amigos, fue difícil esto de empezar a tener una relación. Siempre se empieza de la misma forma. Primero uno es conocido con la otra persona, luego amigos, luego empiezan los jugueteos y al final se llega a ser novio. Es un proceso complejo, hay que saber donde poner cada pieza, y bueno, yo supe donde poner la mía, ¿no crees bebé? – dice el mozo abriéndose de piernas y llevando su mirada hacia su entrepierna.

- ¿No quieres una aceituna querido?, hoy saben mucho mejor que ayer.

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