lunes, 13 de febrero de 2012

En pelota


 El coleto no pasaba nunca y lo peor es que no paraba de llover, me puse a ver el cielo de Santiago y todo estaba completamente negro, "que lata", me dije a mi mismo, me tapé la cabeza con el diario que había comprado en la mañana y empecé a caminar por Providencia. Sí, el diario que había comprado había sido "El Mercurio", en realidad desde la mañana me imaginaba que llovería, así que entre comprar "La Cuarta" o "El Mercurio", obviamente compré el último.

- Tapa caleta el "diario popular", ¿le gusta leerlo?, ¿le gusta taparse con él?, a mi siempre se me moja.- me dijo un vagabundo con su polerita rota de Pinochet, lo miré atentamente y noté que se parecía a un payaso, de tes blanca, de lentes y que se había candidateao' hartas veces como presidente de la nación, nunca salió elegido el pobre, no tenía todo el aguante que se requería.

-¿Por qué no te vay' a la mierda huevón?.- le grité mientras le tiraba por la cabeza el diario mojado, salió asustado corriendo hacia un rincón de la calle. Desde donde estaba pude divisar un montón de tipos más como él, todos juntos haciendo una fogata que muy precariamente se encendía. Uno de los tipos que estaba en el lugar creo que supuestamente había salvado a unos mineros de no sé donde, vi también a unos cuantos curas, un ex vocero de gobierno, un ex ministro del interior y otro que se estaba tapando la cara tras mi mirada, se escondía en silencio, este último que además estaba más arruinado que el montón, me causo tanta curiosidad que instintivamente corrí hacia él a enfrentarlo, le saqué las manos de la cara y entre lagrimas me dijo:

- No me hagas nada, por favor, si de verdad yo no fui el culpable

 Lo agarré del cuello y le escupí en la cara, se tiró hacia atrás y se volvió a esconder, les meé la fogata y les tiré encima toda la basura que abundaba en el lugar, me miraron tristes y avergonzados, ahí fue cuando me saqué toda la ropa y empecé a caminar nuevamente por la comuna, me sentía la raja, especial, sano, puro, que alegría era ver como el sol salía de a poco, si hasta unos cabros chicos ya estaban en la calle con ganas de jugar, ahí justo fue cuando me llegó un tremendo pelotazo en la cabeza, recuerdo haber tomado la pelota del piso y haberles pinchado la redonda, no me dijeron nada, total, iba en pelota.

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