viernes, 10 de febrero de 2012

Llámalo como quieras


 Te paré de una y te dije al oído.- "¿A ver que ondita loco, tu creís que la mina anda sola?".- me miraste con cara de ahueonao' (como siempre) y me repetiste mil y un vez que querías que te diera el paso para ir al baño, que estabai' en son de paz y que jamás habías visto con otros ojos a la Ximena.- "Sí hueón, claro, ¿vo creís que soy gil, si te vi dándole un beso, para que te así el desentendido?", le dije, lo empujé hacia un lado y me miró a los ojos con cara de asustado y sin nada que reclamar.

 Agarré mis hueás de la mesa y boté de casualidad una cerveza que le quedaba un poco más de la mitad, todos me miraron feo, no me importó, me rasqué la nariz y me arreglé el cuello de la chaqueta, quería que todos vieran que decía "Hate" en mi espalda. Un chao al Raúl y otro a mi primo, el típico primo que viene de región, no cachaba mucho la capital, ni mucho menos de como llegar a la casa, así que le pasé las llaves y le dije que me viraba, me agarró del brazo y me dijo.- "Perrito, tómate otra chela po', si aquí nos están invitando a cada rato a tomarnos otra, hay que aprovechar po huevón", y justo al terminar de decirlo cayó precipitadamente arriba de la mesa donde todos habían dejado sus mochilas. ¿Yo?, yo estaba asqueado, no sé de que, estaba asqueado, siempre me asqueaba todo, recuerdo las salidas familiares al campo, me apestaban, mi vieja como siempre con las "papas mayo" ofreciéndome más y poniéndole cara bonita a todos, así como que "todo está bien" y "aquí nunca pasó nada", la familia estaba ultra trastocada y mi mente en ese momento también. Tras pasar por detrás de un mozo y casi golpear a una mina de grandes botas, por fin veía la salida cerca, no podía creer como me había metido en un antro hippie como este, no sé porque siempre venía y al final me pasaba esto, darme cuenta de que no calzaba y de que al final me curaba, me taimaba, pasaba algo y me iba totalmente molesto, en la radio del local sonaba a todo volumen "Immigrant Song" y ahí fue cuando de verdad dije.- "Me tengo que ir lo más rápido posible".

 Entre unas mesas y arriba de una separación dentro del local aparecía Ximena casi colgando y pidiéndome explicaciones de porque me iba...

- Amigo, ¿qué pasó, te vay?

- No, no me voy

- ¿Estay bajoneado, estay triste?, qué onda po', dime

- Nada, no me pasa nada, me voy para afuera, me dio el bajón

 Me senté en la cuneta afuera del local y desde ahí empecé a mirar como los autos pasaban casi rozando mis jeans negros, miraba las luces y ni siquiera el dolor que ellas me provocaban en los ojos, podían luchar contra el dolor que sentía yo, no sé porque siempre siento que la Ximena me pisotea, pero es tan estúpido, no somos nada, ni siquiera sé si existe, es que es como tan especial pa' sus cosas, siempre siento que esconde una Ximena distinta dentro de ella, que no es solo lo que todo el mundo puede ver y eso es como lo que más me atrae de ella, el hecho de no ser igual, de no ser distinta, de no ser nada, exacto, eso era, ella no era nada, ni yo menos, pero me gustaba porque éramos iguales en nuestro vacío, en nuestro nada nos llenábamos de todo y desde ese punto se notaba que podíamos controlarlo todo.

 A mi lado llegó la Ximena y se sentó a decirme nuevamente que me sucedía, miraba hacia abajo y solo me dedicaba a escucharla, no podía decir nada, estaba enojado, molesto, enrabiado, con la mente llena de mierda, se acomodó más a mi lado y me acompañó en mi soledad.

 En realidad no sé ni como ni cuando la conocí exactamente, me acuerdo que estábamos con el Eduardo y sus amigotes en un bar de Guanaquero y después de unas cuantas copas, nos fuimos hacia la playa, había un roquerío enorme lleno de algas y animales muertos que a mi percepción de curao' olían tan mal como la colonia inglesa que ocupaba el Leyton (el típico huevón que siempre ocupaba zapatillas para hacer ejercicio, seguro que borracho se iba a poner a trotar por la playa, hay gente tonta y él, igual me caía bien, creo), el loco Gajardo se sentó en una roca y se puso a tirar pollos para abajo, siempre le gustaba tirar pollos, una vez me imaginé que tenía una fabrica de pollos en la boca, siempre tenía y siempre los tiraba, eso era lo peor, pero bueno, era parte de él.

- ¡Cachen cabros!, detrás de el cerro hay mucha gente

Gritó el Eduardo con la voz más masculina que pudo sacar...

- Allá hay carrete po', sino vamos nos pasaríamos de estúpidos, se nota que tienen mucho copete y demás que nos invitan

- Igual no perdemos nada con ir, agregó el Loco Gajardo.- Que nuevamente tiraba un pollo hacia abajo y que con la mala cueva que tengo, el viento hizo llegar un 50% a mi cara.

- Mira si ustedes van, yo voy, no me quedaría solo en un lugar como este, está todo oscuro y más encima me estoy re cagando de frío.- agregué

Todos se miraron y de un dos por tres la risa abundó el lugar...

- Este Carlitos siempre con su comentario mamón y fuera de lugar, no seai mariquita y ahorrate los comentarios, ¡vive, disfruta!.- dijo el Eusebio, que además de tener un nombre súper imbécil, era un hijito de papá, vestía ropita de marca y de vez en cuando se hacía el hippie y revolucionario, típico pajarón que no sabe donde va la micro.

 Ya me imagino ese panorama desde un helicóptero, acompañado de la oscuridad y del mar un poco alocado, se podía ver a 4 sujetos corriendo con desesperación por llegar hacia el otro lado del cerro, justo ahí donde se encontraba un grupo del conservatorio de música de la Universidad Mayor de Santiago, todos borrachos y cantando con guitarras acústicas temas de Los Prisioneros, si de hecho, se escuchaba ya de lejos un "Sábado en la noche, la gente estúpida sobra..", me reí un poco, a mi papá le encanta ese tema y bueno, a mi igual, siempre me gustaron Los Prisioneros, en realidad no siempre, pero desde cuando me robé la antología de la Feria del disco, todo en mi vida cambió y me di cuenta de que la música era algo genial y fuera totalmente del contexto donde mi mamá me había criado.

 Cuando llegamos nos recibió un joven estudiante de batería, con trenzas y una barba tan grande que le llegaba hasta el ombligo, me sorprendí tanto que le pedí si la podía tocar y me dejó incluso peinarla un poco, quedé fascinado con la barba, eso sí, jamás me dejaría la mía así, eso no iba conmigo, lo encontraba totalmente feo y hasta un poco rasca. Nos ubicó a un lado de la fogata que habían hecho y nos sentamos arriba de nuestros propias chaquetas, me robé una cerveza y me puse a observar más o menos como se veía el Ambiente, había de todo en realidad, gordas, chicas, chicos, gordos, altos, pequeñas, altas, pequeños y rulientos, no habían mechas tiesas y yo me sentía único en el lugar, de hecho, me puse la capucha de mi polerón, no quería que me vieran, además justo me había hecho el corte a lo punk y sentía que no calzaba para nada con el lugar, bueno, la historia de porque el pelo así es simple, un día estaba viendo tele y pasaron por el canal 5 el videoclip del tema "Public Image" de los PIL, Johnny tenía el pelo de una forma especial y el color naranjo que lucía me dejó totalmente marcando ocupado, por eso decidí cortármelo como él, sin reglas, sin nada, solo a mordiscos, la diferencia es que Johnny aparte de tener el pelo a lo punk, era un punk y yo solo era las sobras de lo que los 70 había dejado, pero eso sí, tratando de adecuarme fielmente a lo que el punk estaba irónicamente dictando.

 Treinta minutos y Carlitos Ramirez, yo, ya estaba aburrido y a un costado de la fogata, solo y más triste que la cresta, borracho y con la misma cerveza que desde hace media hora, me levanté y tiré la cerveza hacia atrás cuando de repente se escucha un pequeñito grito que me imagino que solo yo escuché

- Oye, ten más cuidado pa' la otra, me llegó justo en el pico

 Una estudiante de clarinete estaba tirando con un surfista que estaba vacacionando hace un mes en Guanaquero, lo único que atiné a hacer fue a correr mientras veía que el surfista se subía los pantalones y se preparaba para poder seguirme por la enorme playa que nos albergaba.

 Llegué tan lejos de la fogata que ya veía el fuego como una pequeñita luz y lo mejor de todo es que había perdido al surfista justo al cruzar bajo unas dunas que se habían formado producto del viento, estaba agotado, sin aire y con ganas de tomar más, se me había calentado el hocico, si igual en el bar nos tomamos muchos litros de cerveza y eso fue precisamente lo que me hizo llegar a este estado, la verdad es que soy económico, pero siempre que me molestan con eso lo niego rotundamente. Levanté la cabeza y pude ver que el cielo realmente estaba hermoso, había una luna gigante y las estrellas adornaban en perfecta cohesión el mejor paisaje que había visto en mi vida, pensé en contar cada estrella pero me di cuenta que no terminaría jamás y para ser franco hubiera sido muy imbécil, así que decidí caminar para atrás lentamente, con los ojos cerrados y disfrutando con todo, el aire que corría a las 3 de la mañana. No podía creer como el viento era tan agradable y como cada uno de los pasos que daba me hacía sentir más seguro de mi propia vida, estaba feliz y cuando estoy feliz me gustaba cantar "Train In Vain" de los más que espectaculares The Clash, entonces, en cada paso que daba, cantaba una parte del tema, recuerdo que fueron los 20 segundos más geniales de mi vida hasta cuando empecé a escuchar desde cerca otra voz que cantaba a mi mismo ritmo "well some things you can explain away, but my heartache's in me tills this day, did you stand by me, no, not at all, did you stan by me, no way" y ahí justo fue cuando choqué con otra cabeza y ambos volteamos mirándonos de la misma forma, dijimos...

- ¡¿Qué onda, quién erís?!

 Y también ambos nos matamos de la risa, no necesitamos mayor presentación, le dije que me llamaba Carlos y ella me dijo que se llamaba Ximena, miró inmediatamente mi polera y me dijo

- ¿Te gustan los Clash?

- Sí, caleta, rayo con ellos de hace rato, me gusta mucho el "London Calling" y Joe Strummer es un genio

- ¿O no?, nadie opina lo mismo, a todos les gusta Mick Jones, sólo porque se drogaba y como ahora es la moda y todos andan en esa, se quieren parecer a él, todo el grupito de la fogata es así, son todos unos idiotas

 No necesité nada más que eso para sentirme algo así como "conquistado", hablamos la noche entera y cada uno de los temas que salían en nuestra conversación, ambos concordábamos totalmente, me sentía como en la luna, no podría haber nada mejor que haberme venido a meter para acá y no me refiero a la fogata sino que al lugar donde había escapado del surfista, estábamos solos y nuestra atmósfera era esta, nuestro pasado y presente era aquí, ambos repudiábamos el falso futuro y no comprábamos nada de lo que nos decían, que increíble era poder encontrar a alguien así, eran las 8 de la mañana y no estaba para nada aburrido, podíamos seguir hablando para siempre y no habría problema, los dos estábamos en la misma sintonía y jamás había encontrado a alguien que me hiciera sentir de tal forma, en la mañana hacía frío pero nada afectó, le presté mi chaqueta verde y ella su chaquetón gigante negro, nos tapamos y nos veíamos tan graciosos que no pudimos contener la risa

- Que pareces, te ves chistoso Carlitos, igual ni te viene, erís muy feo jajajaja

- Tu eres la fea de acá, de seguro mi chaqueta verde se infectará en tu cuerpo

- Ah no, te pasaste

 Empezamos a hacernos cosquillas y descubrí que su debilidad era en el estomago, muy común claro, pero su risa no era para nada común, silenciosa total, sin casi nada de nada, eso me cautivó y obviamente insistí en mi ataque hacia su estomago, justo ahí nos caímos de espaldas hacia atrás de las piedras donde estábamos sentados y quedamos con nuestras cabezas hundidas en la arena, nos miramos, nos reímos y nos dimos el beso más cálido y eterno de toda mi vida, pasamos horas dándonos besos y lo más chistoso es que fue en la misma situación, sentía su lengua, sus labios y todo su ser dentro de mi, era un sentimiento impagable y que nadie podía imaginar. Nos devolvimos de la mano y pasamos por sobre los cuerpos que habían quedado "muertos de curao'" después de la fogata, nos robamos unas cuantas monedas de los bolsillos de las personas y nos fuimos a jugar flippers a "El Suizo" y a tomar desayuno en uno de los muchos restaurantes de Guanaquero, pedí un té con leche y ella pidió lo mismo, como es común me bajó todo el ánimo y me puse a revolver el té con leche lentamente sin decir ni una palabra, me dijo

- ¿Estay bajoneado, estay triste?, qué onda po', dime

 Entonces recordé que esa vez había recitado las mismas frases que hace un rato dentro del bar me había dicho, volví a la normalidad y la observé todavía pidiéndome explicaciones afuera de un bar que repugnaba pero que concurría sin razón alguna, yo estaba sentado y con las manos cruzadas, ella me tomó una mano y la acercó a la suya, la acarició y me miraba de reojo, miré hacía el lado izquierdo y sinceramente no podía estar enojado con ella, cada uno es libre de hacer la hueá que sea en realidad y qué, la voy a seguir queriendo igual sea como sea, es inevitable, me di vuelta y ella justo hizo lo mismo

- Me gustai más que la cresta, le dije

 Y como es habitual, achinó los ojos, sonrió y me volvió a tomar la mano, no dijo nada, llámalo como quieras, pero a nosotros nos dará lo mismo, nunca nos importará como llamarías tú lo que nosotros nunca llamaremos de una forma.

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