sábado, 7 de agosto de 2010

Tres

El señor del piso diez
que tenía tres mil pesos en el bolsillo
se cayó brutalmente por la escalera central
y la gente acudió a verlo
de inmediato.

 Todos gritaron,
 todos lloraron. 
“Míster Diente de oro” se robo la película.
 Mis palabras al final 
no sirvieron para nada,
 le dije un millón de veces
 que ocupara el humilde bastón de doña Clotilde,
 la sorda del piso uno,
pero claro,
 como lo hacía siempre,
 no me obedeció en lo absoluto 
y ahí quedó el pobre,
 con un mar en la cabeza,
 donde los niños nadaban en las tardes
 y las mujeres se mojaban el pelo al pasar,
 los perros bebían de él
 y los gatos se alejaban asustados.
 “Míster Diente de oro”
 se perdió la mitad de su vida aquel día,
 se perdió lo mejor,
 se perdió un mar de diversiones,
 nadando aquí en su cabeza despeinada,
 donde las personas se rieron
 y orinaron a deshoras.

Te lo perdiste imbécil,
 sólo por no ocupar un puto bastón
 que estaba hecho de tus propios recuerdos,
 cuando eran las tres de la tarde
 y tenías tres mil pesos en los bolsillos.

2 comentarios:

  1. Yo también vengo a flotar :B

    El señor se cayó de la escalera central por el simple hecho de que nos domina la rutina, y que no somos capaces de cambiar nuestras actitudes, y de que somos lo suficientemente monótonos como para no pensar en qué hacemos en cada segundo de nuestras vidas.

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