sábado, 30 de abril de 2011

Infectado


 Desde un principio me senté a esperar que tu llegaras, estaba con las converses mojadas y con el pelo desordenado, tenía solo mil pesos en los bolsillos y un botón de una camisa que jamás ocupé, suelto.
Caminé por Colón y llegué hasta avenida Estadio, no tenía nada que hacer, no tenía música para escuchar ni un teléfono mobil como para llamarte, las llaves se me habían quedado adentro y la clínica donde trabajaba María Paz hoy no abría.

Por primera vez me sentía realmente solo, me senté por una plaza vacía del centro sur, estaba tan mojado el pasto que tuve que colocar mi chaqueta debajo y de esta forma sentarme sin mojarme los jeans, no sirvió de nada, pasaron dos minutos y la lluvia de nuevo comenzaba a complicar mi andar, enojado y con ganas de comer esperé y esperé fuera de mi casa y de repente sentí que un murmuro que rodeaba mis oídos, era un chillido, un estruendo de sonido fino, me sentía mal con ese ruido, caminé y caminé hasta que agarré vuelo y corrí rápidamente, estaba volando alrededor de un mundo subterráneo colorido y de malos augurios, un mundo asqueroso de políticos chantas, complejos sociales, gente pobre y una bandera de paz que duraba solo segundos limpia, volé y me di cuenta que estaba en un puto mundo de mierda que era la misma tierra donde vivía, hueones falso, gente hipócrita y nada más que cabezas tratando de doblarse y ultrajarse por un mísero dinero, yo no necesitaba esto, no necesitaba seguir la moda ni la actualidad, no necesitaba dioses ni creencias, no necesitaba política, necesitaba amor, de verdad, amor verdadero y ahí vi tu cara mi pequeña, estabas llorando como de costumbre, tenías los ojos azules y el pelo con rulos, era mi cara, yo mismo, mostrando esa parte sensible que quería esconder, me tomé una pastilla para dormir y encontrar algún otro sueño que contar, era mi quinto sueño y mi cabeza estaba ardiendo, los jueces de la fe me estaba perforando el cerebro, los profetas de la política me llenaban de mierda y promesas inconclusas, estaba siendo atendido por la medicina cruel la que no salva la vida, la que salva la vida y la que le da lo mismo, no me importa, seguiré durmiendo, siempre duermo y me encuentro con la sucia realidad en la que estamos. Yo sufría de una enfermedad donde me dormía y mi cuerpo se paralizaba alguien me movía y yo sentía que estaba en el cielo, ¿qué cielo, el que inventó un grupo de supuestos lame bolas que seguían al profeta?, si estás leyendo mi mente en este rato, borra mis buenos pensamientos porque estoy cayendo en un suave y doloroso abismo, ¿estás leyendo?, he cambiado, sí, he cambiado, cada vez que despierto cambio más y ¿sabes?, solo esto es un sueño, uno de los cuantos donde me quedo pegado y no sé que hacer más que pensar en tu cara, mi sueño es el sueño del adolescente diluido, del adolescente rebelde, no soy el revolucionario que tu prefieres, soy el del cual todos hablan mal, yo te amo y tu me amas.

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